Sequía de tractores complica panorama del productor de alimentos

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Rezago de precios.

Limitaciones para acceder a insumos agroquímicos. Atraso en el financiamiento. Son algunos de los problemas que enfrenta el productor agrícola.

A estas trabas, se suma otra: la oferta de tractores está en pleno período de sequía.

No es poca cosa si se toma en cuenta que de las maquinarias, como tractores, cosechadoras y sembradoras, depende la producción de alimentos, área que el Gobierno nacional se propuso impulsar este año tras la caída en 2011, con el relanzamiento de la Gran Misión Agrovenezuela.

“El tractor lo es todo”, dice el director de Fedeagro, Ramón Bolotín. Sin esto, es imposible sembrar cereales, oleaginosas, caña de azúcar y la mayoría de las hortalizas. El costo de un tractor puede ocupar hasta 40% del total, según Bolotín.

En los últimos tiempos y particularmente en el último semestre del año, se ha complicado conseguir estas máquinas, situación que muchos atribuyen a la entrega tardía y escasa de los permisos para importar y a la paralización en la que se encuentra la comercializadora Tractoamérica.

Esta era una de las compañías más grandes del mercado. Pero en abril el Ministerio Público de Lara con competencia en materia de drogas inició una averiguación, por lo que se encuentra ocupada temporalmente por las autoridades.

Se trae menos de lo necesario

No todos los años el productor cambia sus máquinas. La vida útil de un tractor agrícola es de 10 años. Pero debido a la fuerte inversión que representa para el agricultor (puede costar hasta Bs.400.000) y a las dificultades para conseguir uno nuevo, el productor suele esperar entre 12 y 15 años para renovarlos.

Varias fuentes coinciden en que Venezuela necesita todos los años la entrada de 5.000 tractores, como mínimo.

Pero la búsqueda no suele ser una tarea fácil, situación que se refleja en las cifras de la Cámara Venezolana de Distribuidores de Repuestos, Equipos Pesados y Agrícolas (Cavedrepa).

Sus estimaciones arrojan que en 2011 el sector privado trajo apenas 1.500 máquinas agrícolas, muy por debajo de los requerimientos del sector y del campo.

Un factor que incidió en esto fue que la entrega de licencias de importación se realizó en el mes de julio. “Demasiado tarde, si se toma en cuenta que vencen en diciembre. Nadie se atreve a hacer los pedidos con el tiempo tan justo”, dijo un importador que prefirió la reserva de su nombre.

En este 2012 se batió un “récord”, según el presidente de Cavedrepa, Erich Hartkopf. La entrega de los documentos fue temprana y ya en marzo se habían asignado unas 3.500 licencias de importación para ejecutarlas en el año, según el directivo.

“Ahora, ¿cuántas van a ingresar al país? Eso no se sabe. Yo calculo que entrarán 2.500, esto sin restar las de Tractoamérica. Esto, si el Banco Central de Venezuela aprueba con rapidez los códigos de reembolso para que los bancos privados otorguen cartas de créditos a las importadoras”, explicó el directivo.

Los problemas no son solo a la hora de traer maquinarias, sino sus repuestos, según Hartkopf y Gustavo Moreno, ex presidente de Fedeagro. Todo impacta en el campo: “Esto se traduce en que los productores tienen que estar haciendo adaptaciones en los equipos por la falta de repuestos”, aseguró Moreno.

Estas maquinarias son de uso intenso. Por ello requieren, al menos semestralmente, sustitución de piezas. “A puertas de la cosecha, las partes no se consiguen o hay que esperar 45 días para que lleguen. Esto es sabido por todas las casas comerciales, pero muchos temen que pueden tener peores consecuencias si lo hacen público”, dijo Moreno.

Parada por investigación

La salida del mercado de Tractoamérica, una de las empresas más grandes del sector, y a la cual se le habían entregado entre 700 y 1.000 licencias, según cálculos de Cavedrepa, generó incertidumbre en el sector y escasez.

Ahora que está siendo investigada por el Estado, ¿serán o no ejecutados los permisos?, se preguntan los empresarios del sector que prefieren no pronunciarse sobre la investigación a la compañía, una de las siete que firmó un convenio con el Estado para crear una empresa mixta y ensamblar maquinaria en el país.

Pero los hechos hablan por sí solos: hace unas semanas un grupo de productores tomó la sede de Tractoamérica, en Barquisimeto, para exigir la entrega de máquinas que fueron canceladas antes de la intervención.

Esta situación no pasará desapercibida en el campo. “Si en los últimos cuatro años se ha notado una deficiencia o retraso en la disponibilidad de tractores agrícolas, esto se agudizó en el último semestre, por esta intervención hecha justo en el inicio del ciclo de siembra más importante del país.

Esto ocasionó que muchos agricultores que habían hecho su inversión o planificado la adquisición de tractores, sembradoras u otros instrumentos se quedaran sin ellos para esta siembra, en la cual se apostó por el crecimiento del sector agrícola”, dijo Moreno.

A su juicio -y el de otros productores agrícolas y tímidos empresarios de este negocio- esta intervención, aunada a otros factores, puede ocasionar el estancamiento o caída del agro.

Importaciones del Estado

En los últimos años, el Ejecutivo nacional ha creado empresas mixtas para el ensamblaje de tractores en el país (con Irán, Argentina y Bielorrusia). También creó una empresa estatal para el alquiler de maquinaria a bajos precios, Compañía de Mecanizado Agrícola y Transporte Pedro Camejo. Pero esos esfuerzos -y estas inversiones- han contribuido poco a ampliar la oferta de equipos y maquinarias.

Algunos productores se han quejado de que las plantas mixtas solo tienen productos de exhibición o no cuentan con la infraestructura para ofrecer servicio postventa y de repuestos, lo que hace que los productores no quieran arriesgar ahí sus recursos.

Por otra parte, la empresa Pedro Camejo ha enfrentado dificultades con el acceso a los repuestos que obtiene a través de los convenios bilaterales suscritos por el Estado, así como otros problemas propios del sector, como los retrasos en los procedimientos aduanales para la importación de maquinaria.

Precisamente, este fue uno de los factores que las empresas afiliadas a Cavedrepa identificaron como negativos para el sector en lo que va de 2012.

En una encuesta, contestada por más de la mitad de los afiliados a esta asociación según el directivo del gremio, se revelaron otras razones que afectaron a los importadores de máquinas.

Entre ellas están el bajo rendimiento de divisas y liquidación tardía, escaso acceso a las divisas del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), desorganización y abusos en las aduanas y aumento en los costos operacionales.

Inversiones a futuro

Estos problemas, sumados a la expectativa electoral, son factores que frenan la iniciativa de algunas empresas de realizar inversiones en el sector importador de maquinarias agrícolas en los próximos seis meses.

Según el sondeo, 55% de las más de 80 empresas dijo que no realizaría inversiones a corto plazo, contra 45% que manifestó estar animada a hacerlo.

Aunqee la brecha entre “los que sí” y “los que no” no es tan amplia, no alivia la preocupación de los productores del campo, que requieren renovar el parque de maquinarias en función de realizar sus labores de siembra y cosecha de forma más efectiva.

Las importadoras consideran que sí hay posibilidades de mejorar el sector, y llevar más beneficios al agro, siempre que se cumplan tres condiciones: que se resuelvan los problemas que hay en los puertos nacionales, que haya mayor fluidez en el otorgamiento de divisas preferenciales y que se flexibilicen los permisos para importar repuestos.

FUENTE: El Mundo – Economía & Negocios. 2 de agosto de 2012. Ileana García Mora

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